12.12.2011

Lorena García Mateu

Lorena García Mateu se licencia en Bellas Artes por la Universidad San Carlos de Valencia en el 2006, realizando posteriormente un Máster de Producción Artística, en la Universidad Politécnica de Valencia, en el cual el tema de su investigación fue “el desnudo, el vestido y lo erótico”. Lorena no abandona nunca su formación y la compagina al mismo tiempo con sus creaciones artísticas. 

Artista joven valenciana, Lorena ya nos dejaba claro en su investigación del máster y en sus obras realizadas cuáles son sus preocupaciones dentro del ámbito artístico. Nos encontramos ante una artista que trabaja la eroticidad del cuerpo femenino desde un punto de vista fragmentado. Lorena fragmenta a la mujer, la destruye y descompone en millones de piezas para luego reconstruirla a su gusto y antojo o tal vez al gusto de esta sociedad en la que vivimos donde la mujer se acaba convirtiendo en un producto más de consumo; desfragmentada en función de los productos que compongan su cuerpo de forma artificial: pintalabios, colorete, rímel, tinte para el pelo, silicona, etc. Combina labios y ojos con formas vegetales, reubicando a la mujer dentro de la naturaleza a pesar de lo artificial de sus ojos pintados y labios repletos de carmín, recordando sus formas vegetales a los cuadros de Georgia O’Keeffe y a las asociaciones que se hacen del sexo femenino con los motivos florales, para bien o para mal. (Ver obra de la artista Metamorfosis). 

Para este proyecto, Overlapping Memories, la artista valenciana nos presenta un conjunto de cuatro obras en las cuales el nexo de unión es la cabellera femenina. Betty Friedan en su libro La mística de la feminidad nos dice que esa mística que se ha creado sobre la mujer, ese aura de feminidad que se ha generado siglo tras siglo y que atribuye cierto tipo de comportamientos o estética a la mujer por el simple hecho de haber nacido mujer, es un mito. Ese mito incluye que el pelo en la mujer ha de ser largo y debe llevarse bien peinado. La obra de Lorena nos atrapa y enreda por un lado por la desfragmentación de las imágenes y por otro por los colores que ha utilizado: grises, negros, rosas, azules. Nos atrapan y nos obligan a mirar la obra, la cual, una vez nos tiene presos, nos obliga a recapacitar sobre lo que estamos viendo. A excepción de una de sus protagonistas, no hay contacto visual con ninguna de las imágenes, todas rehúsan mirar al espectador de frente, la única que lo hace es una faz volátil que nos mira de forma altiva. Aquí el protagonista es el pelo o más bien lo que con él se puede hacer. Vemos un progreso desde La cabellera, donde ni si quiera se atisba rasgo humano más que pelo que envuelve algo con forma de cabeza y que atrapa a su protagonista esclavizándola, hasta la melena, donde existe la decisión de rebeldía y de amputar el peso de esa mística de la feminidad. Nos encontramos por en medio con los recogidos: las trenzas. Un peinado mucho más cómodo que facilita la vida, pero en el cual sigue existiendo una esclavitud. 

Vemos en la obra de Lorena para este proyecto una mirada hacia atrás, hacia ese momento en el cual la mujer debía ser con el pelo largo, atrapada en su esclavitud y enmarañada en sus obligaciones. Se puede interpretar esta serie como una visión retrospectiva en la cual vemos, a raíz de la melena femenina, su liberación o su intención de liberación de su mística al llegar al cuadro de las Melenas cortadas, donde, al contrario que Sansón, la mujer no pierde la fuerza al cortarse el pelo, sino que encuentra, debajo de toda esa melena que llevaba, su propia identidad y la fuerza suficiente como para intentar defenderla. 

Susana López-Varó

El trenzado - Lorena García Mateu

La cabellera - Lorena García Mateu

La trenza - Lorena García Mateu

Melenas cortadas - Lorena García Mateu

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